Una compañía puede estar cimentada en la mejor estrategia y rodeada de talentosos y experimentados estrategas, pero si no logra ofrecer un ambiente laboral óptimo, no podrá ir tras sus objetivos corporativos.
La productividad entiende fundamentalmente tres postulados: optimización de los recursos, maximización de los ingresos, o la combinación efectiva de estos dos primeros mediante la adecuada generación de valor.
Según el libro “El Líder Resonante crea más” de Daniel Goleman, un buen clima laboral puede mejorar entre un 20 o 30% el desempeño laboral de un colaborador, de alguna manera esto responde a la posibilidad de optimizar los recursos, pero debo aclarar que me referiré a las personas no como un recurso, sino mejor como la esencia de la organización, lejos de ser un elemento físico.
Algunas organizaciones solo concentran todos sus esfuerzos en los tres postulados mencionados y olvidan que el motor de sus empresas es el talento humano.
Podemos tener brillantes ideas y algunos destacados ejecutores, sin embargo el conjunto o ecosistema debe ser analizado a partir de los estados de ánimo de la organización. Imaginemos nuestra participación en unas justas deportivas, con la mitad de los equipos lesionados o en condiciones de incapacidad, no van a importar la preparación ni las prolongadas jornadas de entrenamiento, nunca podremos tener los resultados que nos hemos propuesto.
Escribo acerca del presente tema, con el interés de no olvidar que así como podemos mejorar la productividad, también podemos ir en detrimento de la misma, sí las cosas al interior de la organización no pasan por su mejor momento.
Lo realmente importante del clima laboral, es que puede influir positivamente tanto en la optimización de los costos y gastos, como en el crecimiento de los ingresos.
Las juntas directivas con frecuencia a la administración de las empresas, hacen solicitudes y definen plazos perentorios para crecer los ingresos, o por otra parte decrecer los costos y gastos y así garantizar el cumplimiento de los objetivos estratégicos.
En esta oportunidad hago la invitación para que cualquier plan de acción que implementemos, se afinque en los estados de ánimo de la organización antes de su puesta en marcha, desconocerlo puede llevarnos al inmediato fracaso.
Expresado en otras palabras y apoyado en la gráfica anterior, una excelente estrategia acompañada del mejor clima laboral es doblemente productiva, o en su defecto, un excelente plan de acción puede ser sencillamente una ayuda que genere resultados ordinarios, pero nunca extraordinarios.
Juan Diego Restrepo H.
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