En sus experimentos, los investigadores lograron producir hasta 2,9 miliamperios por metro cuadrado en cada célula durante tres días, con solo 25 mililitros de líquido. La eficiencia de conversión directa en electricidad era de hasta un 70 por ciento. “Con billones de litros al año disponibles, esta tecnología podría ayudarnos a cambiar el mundo; y el impacto podría ser enorme también para la industria de tratamiento de aguas residuales”, explica Ioannis Ieropoulos, coautor del trabajo. Ieropoulos ya demostró el año pasado que la orina puede emplearse como combustible para robots autónomos y ecológicos.
Elena Sanz
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