Para elaborar una buena masa se necesitan harina, huevos, levadura, agua, aceite y sal. La pasta comienza a obtener una ligera elasticidad cuando añadimos los huevos a la harina, ya que las proteínas de esta se hidratan y la mezcla se hace más compacta.
Sin embargo, la textura flexible y maleable se alcanza en el momento del amasado. Cuando las manos intervienen, la energía mecánica que se comunica da como resultado una masa compacta y elástica. Así, cuanto más tiempo se invierta amasando, más firme y flexible resulta la pasta y, al mismo tiempo, más resistente. Por eso, los verdaderos maestros de la pizza son, en realidad, auténticos expertos con las manos.
Muy Interesante01/01/2009
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